Automatizará el 70% de sus pruebas de calidad en videojuegos
Square Enix acaba de revelar un movimiento que podría redefinir cómo los grandes estudios manejan el control de calidad en el desarrollo de videojuegos. La compañía japonesa, responsable de franquicias gigantes como Final Fantasy, Kingdom Hearts y Dragon Quest, ha anunciado que para finales de 2027 pretende que la inteligencia artificial se encargue del 70% de las tareas de calidad y depuración de errores en sus juegos.
Un acuerdo histórico: La universidad de Tokio entra en juego
Lo más interesante es cómo Square Enix planea lograrlo. La compañía se ha asociado con el Laboratorio Matsuo-Iwasawa de la Universidad de Tokio, una institución especializada en inteligencia artificial profunda y desarrollo de tecnologías avanzadas. El proyecto, con el sugerente nombre “Desarrollo Conjunto de Tecnología de Automatización de Control de Calidad de Videojuegos Mediante IA Generativa”, reúne a un equipo de más de diez miembros que incluye investigadores de la universidad e ingenieros de Square Enix.
El objetivo es claro: mejorar la eficiencia operativa del control de calidad y establecer una ventaja competitiva en el desarrollo de juegos. En un sector donde los lanzamientos defectuosos pueden causar desastres mediáticos —recuerda el caos de Cyberpunk 2077— la promesa de un sistema que automáticamente identifique y reporte errores antes del día de salida suena tentadora.
“¿Realmente queremos que la IA encuentre los bugs que nosotros ni siquiera sabíamos que existían?”
¿Por qué ahora?
Este movimiento no sale de la nada. Square Enix ha enfrentado resultados financieros preocupantes. En su último trimestre fiscal, la compañía registró un beneficio de 168 millones de yenes, muy por debajo de los 287 millones esperados. Su división de entretenimiento digital, el corazón del negocio de videojuegos, ha sufrido una caída del 25% en ventas. Los títulos HD, como Final Fantasy VII Rebirth, no alcanzaron las expectativas de venta, una realidad que el propio estudio reconoció públicamente.
Este impulso hacia la automatización se enmarca dentro del plan más amplio “Square Enix Reboots and Awakens”, un ambicioso plan de tres años para reestructurar la compañía. El enfoque es menos cantidad de juegos, pero de mayor calidad, disponibles en múltiples plataformas. La IA en QA podría ser la pieza que ayude a reducir costos significativos mientras se mantiene (teóricamente) la calidad del producto final.
La industria en movimiento
Square Enix no está sola en esta apuesta por la IA. Electronic Arts ya ha establecido una asociación con Stability AI para acelerar flujos de trabajo creativos. Ubisoft experimenta con sistemas de IA para generar diálogos de NPCs y otras tareas repetitivas. Krafton está dispuesto a gastar 70 millones de dólares para convertirse en una empresa “centrada en IA”
Pero no todos comparten el entusiasmo. Naoki Hamaguchi, director de Final Fantasy VII Remake, ha expresado su rechazo personal a usar IA generativa en desarrollo creativo. En declaraciones recientes aseguró: “A nivel personal, es algo con lo que no me sentiría cómodo ni aprobaría”. Hamaguchi insiste en que el factor humano debe prevalecer: “Tenemos que ser creativos del más alto nivel, tanto como para superar cualquier cosa que ofrezca la IA”. Sin embargo, aclaró que Square Enix (por ahora) no tiene mandatos sobre usar IA generativa en sus futuros proyectos.
¿Realmente es esto efectivo?
Aquí es donde las cosas se ponen complicadas. Si bien la IA promete automatizar tareas “repetitivas y tediosas”, la realidad es más desordenada. Los críticos señalan casos como el reciente problema de Amazon con su sistema de precios dinámico, donde la IA generó errores masivos que no fueron detectados hasta que causaron daños financieros reales.
El control de calidad en videojuegos no es solo buscar bugs obvios. Requiere pensamiento creativo, empatía por la experiencia del jugador y la capacidad de imaginar escenarios que un algoritmo entrenado en datos históricos podría nunca anticipar. Además, estudios sobre automatización de pruebas de software muestran que no todo se puede automatizar efectivamente: hay pruebas que requieren exploratorias humanas, imaginación y comprensión contextual.
Un análisis más realista sugiere que la IA funcionará mejor en tareas específicas y predecibles: detección de crashes reproducibles, identificación de problemas de rendimiento en configuraciones conocidas, o validación de pruebas de regresión. Pero para los bugs raros, los problemas de diseño sutil, o los comportamientos emergentes inesperados que surgen de la interacción compleja de sistemas, los humanos siguen siendo indispensables.
El coste social del progreso
El anuncio también ha generado inquietud sobre el futuro del empleo en control de calidad. Los roles de QA tradicionalmente han servido como puerta de entrada para muchos profesionales que aspiran a posiciones más senior en desarrollo. Según un informe del Foro Económico Mundial, la IA podría desplazar 14 millones de trabajadores globalmente entre 2025 y 2030, con empleos rutinarios siendo los más vulnerables.
En España, estudios estiman que alrededor de 2 millones de puestos de trabajo podrían ser automatizados en los próximos años, representando aproximadamente el 9,8% de los empleos actuales. Si bien nuevos roles vinculados a IA surgirán (programación, análisis de datos, ciberseguridad), la transición será difícil para muchos testers actuales que no tengan acceso a reconversión profesional.
Square Enix, por su parte, no ha aclarado si el objetivo del 70% de automatización implicará reducción de personal o reubicación dentro de la empresa.

Mirando hacia adelante
Lo que suceda con este proyecto Square Enix-Universidad de Tokio probablemente servirá como barómetro para toda la industria. Si para finales de 2027 Square Enix realmente logra automatizar el 70% de QA sin una caída perceptible en calidad, veremos una adopción masiva. Si, en cambio, los lanzamientos sufren —bugs no detectados, problemas de rendimiento—, podría servir como lección cautivadora sobre los límites de la automatización sin supervisión humana.
Lo irónico es que Square Enix está apostando toda su estrategia de “calidad y estabilidad” a una tecnología que aún no ha demostrado poder hacer el trabajo completamente solo. Es una apuesta calculada, pero una apuesta al fin y al cabo. Y en la industria de los videojuegos, donde una mala lanzamiento puede costar decenas de millones de dólares, los cálculos equivocados tienen consecuencias muy reales.
¿Realmente queremos que una Inteligencia Artificial se dedique a testear los videojuegos que luego vamos a disfrutar nosotros? ¿Que seria va a ser de los divertidos bugs de Bethesda si los juegos salen 100% perfectos?
El tiempo lo dira.


